Durante 40 años de historia de este tabernáculo, Dios se ha manifestado a través de la vida de nuestro Siervo con mano poderosa, en grandes milagros, liberaciones, sanidades, y más de 12.000 almas que pasaron por las aguas del bautismo; pero por encima de todas estas cosas fuimos edificados en la palabra de revelación.  Y es esta revelación que ha plantado la esperanza de que la gloria venidera será mayor que la primera, Hageo 2. vs 3-9.

     Hemos pasado un tiempo de espera durante el cual todo lo que hemos vivido ha tenido un propósito y nada fue por azar.  Todo era necesario para que descubrir  la condición de nuestro corazón. Hoy entendemos que El ya preparó lo que se está despertando. No es nuevo porque brota de la sabia del pasado, pero si es renuevo.

     Renovación es un permanente despertar a la sorpresiva dirección del Espíritu. Es una búsqueda continua que comienza en nuestro interior, sin importar la condición que nos rodee. No implica rebelión, ni división, no reniega lo que vive, es agradecido con lo que tiene. Pero no se acostumbra ni a lo que es bueno.

     Comprendemos que continuaremos  la labor de nuestros padres los cuales durante todo este tiempo dedicaron sus vidas en ayuno y oración, labrando y sembrando la palabra de revelación en esta tierra. Dios ha alimentado en nosotros una esperanza, que El derramará de la lluvia tardía. La palabra de Dios nos dice que la gloria postrera será mayor la primera, aunque la reconstrucción este hecha de inferior calidad. Pero también esta palabra nos ilustra que por encima de la diferencia de calidad de los materiales, de esto no dependerá  su derramar. Hageo 2. vs 3-9.

     Por lo tanto esperamos una gran visitación, su boca lo ha hablado, El lo ha prometido, y aunque ha tardado, la visión se cumplirá, Habacuc 2.vs3.

De Él es y será la gloria, y con los vasos que Él preparó se complacerá en manifestarla.

 
 

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